lunes, 29 de agosto de 2011

CRONICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA.

Mi querida Avispita (perdón por las confianzas):



Como diría Raphael... “yo soy aquel” al que usted pronosticó apestado del síndrome de Estocolmo. Si, aquel que le reprochó su lengua viperina. Pido perdón por ello. Bueno aquella ocasión reconozco que fue un mero divertimento a modo de prueba para saber si Vd., sabría encajar las criticas y publicarlas. Ya puedo decir que en su página al menos no hay censura previa.



No quiero asustarla con el titulo este artículo (copiado del gran García Márquez), pero sí prevenirla de lo que se le puede venir encima.

Como Vd., ya sabe nuestro querido Señor de la Villa Histórica, no es buen encajador de criticas ni consejos. No sé si recuerda lo sucedido con Justicia en Adeje. Los que estábamos al corriente, vimos el más innoble de los hechos; en resumen aquello que se denomina “matar al mensajero”. Y es que el señor del castillo, tiene mucho poderío por estos lares.



Debo prevenirla que a estas alturas ya una cohorte de abogados y escribientes están preparando el cadalso para derrumbar el panal de “El Avispero de Adeje”, como así han hecho contra cualquier siervo rebelde que se haya dignado realizar la más mínima critica u oposición. Ya sabemos que en este pueblo podemos dar clases a Don Vito Corleone si nos lo proponemos, pues tenemos catedráticos aventajados en esta materia. En pocos días, cuando el Señor Marqués vuelva a sus cuarteles de invierno se iniciará la fumigación del avispero (espero que ésto no ocurra)



Si, señora Avispita, no debe extrañarse que algún día le llegue la tan temida carta conminándola a ser razonable y no cometer delitos calumniosos; porque si no, vendrá Papa Ogro y ¡Zas! Se la comerá. Todo ello se sucede acompañando una copia de la denuncia que esta preparada para entregar en el Juzgado de Guardia si no vuelve al redil. Así funcionamos aquí.



Me he permitido mandarle estas reflexiones para que sepa a lo que se esta enfrentando; quizás peque de iluso. No obstante desde esta humilde opinión le aliento para que siga con el blog, ya que en este pueblo como se puede observar, no hay ninguna corriente de opinión, ni ningún cauce para llevarla a cabo.

Suyo afectisimo...


“Ayyo”.

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