Me refiero concretamente al abismo innegable y evidente que se da entre la gente que habita entre el norte y el sur y que confirma, en cada zona, una diferenciación intelectual. Ésta, en lo que atañe a nuestra isla, está contrastada y evidenciada.
Reconozco que esta tesis desatará un descontento y gran malestar en muchos sureños, por entenderla como una ofensa. Pero es así en toda la geografía mundial que se quiera examinar. Por mi parte desde años y años estoy constatando, evidenciando y denunciando esta gran diferencia que ha motivado una situación culturalmente hablando, de atraso en esta comarca.
Sin acudir a la historia de este suroeste con su profundo y largo periodo de sumisión a los invasores o de sometimiento a los caciques de las cañas de azúcar, basta referirme a las estadísticas de lectura de la prensa escrita de la isla, para darse cuenta de que esta diferencia existe y que ha dejado un abismo todavía mas palpable entre la población.
Quiero recordar aquí un artículo de prensa, de análisis del sur de Tenerife, que me impresionó muchísimo, publicado en el Diario de Avisos por el periodista Dorta, y que, con muchas más explicaciones que las utilizadas por mi, definía esta idiosincrasia.
Hoy, personas como los militantes de la organización 15M, en su reciente bajada a este sur-oeste, han evidenciado la diferencia existente entre los no más de 70 o 90 kilómetros que separan el Norte del suroeste de la isla. “El panorama cambia mucho” afirmaban, refiriéndose a la experiencia vivida en el sur-oeste. Estos compañeros, que llevan un mensaje que ha unido a casi toda España ante la necesidad de un verdadero cambio social, político y financiero, han debido resignarse ante el resultado ofrecido por la gente de esta comarca.
“El panorama cambia mucho, y no sólo el paisajístico sino también el humano. Nos cuesta mucho más que la gente se acerque a ver lo que tenemos que decir, y más aún hablar en público de los problemas que afectan a la zona”, afirmaban en un comunicado.
“Habitantes del pueblo costero se han sumado para organizar, junto con el movimiento, una asamblea en Arona casco. Sin embargo, la apatía de los ciudadanos en esta zona de la isla ha hecho que la marcha cambie su itinerario. “Vamos a volver a las concurridas asambleas del Norte”
Los `indignados´, como todo el mundo los conocen, creen que la población el Sur-oeste “tienen miedo a los que mandan, a los que pueden decidir si vas a tener o no un empleo en la zona, esto está aún muy arraigado”, manifiestan en el mismo comunicado.
Una caracterización bastante exacta que coincide con todos los análisis, fríos en cuanto a reales, hasta la fecha de hoy. Basta observar los diversos comportamientos electorales y políticos de esta zona para darse cuenta del inmovilismo y del miedo político.
Están de sobra los responsables políticos que han incidido e inciden en una arcaica gestión de la cultura sureña, una cultura que huye de la confrontación, de las diferencias de opinión, con el único fin de mantenerse en el poder gracias a la pasividad y al temor de un pueblo aletargado.
Benito Capone.Articulista.
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